El motor energético de Argentina
El petróleo en Argentina fue descubierto en 1907 en Comodoro Rivadavia y, a través del tiempo, su producción ha ido en aumento, transformando pueblos y ciudades, creando nuevas industrias para la provisión de equipos y materiales, y generando innumerables puestos de trabajo y programas de estudio académicos.
Es el punto de partida de la industria. Involucra complejas tareas de geología y geofísica, como los estudios sísmicos, para identificar trampas de hidrocarburos en el subsuelo. Una vez localizado un potencial yacimiento, se perforan pozos exploratorios para confirmar su existencia. Si el resultado es positivo, se pasa a la fase de desarrollo y producción en masa, extrayendo el petróleo y gas para su tratamiento primario en la superficie. Toda esta fase determina el nivel de reservas con el que cuenta un país.
Actúa como el puente logístico entre los campos de producción y los centros de procesamiento. Su función es transportar de manera segura y eficiente los recursos extraídos. Esto se realiza principalmente a través de una vasta red de oleoductos (para el petróleo) y gasoductos (para el gas), que a menudo incluyen estaciones de bombeo y compresión para mantener el flujo. También abarca el almacenamiento temporal en tanques estratégicos y el transporte por otros medios como buques, trenes o camiones.
Es la etapa final y la más cercana al consumidor. Aquí, el petróleo crudo llega a las refinerías, complejas instalaciones industriales donde se somete a procesos de destilación y conversión para separarlo en una multitud de productos derivados. Entre los más comunes se encuentran las naftas, el gasoil, el jet fuel para aviones, lubricantes, asfaltos y gases como el GLP (Gas Licuado de Petróleo). Este segmento también incluye la petroquímica (la creación de plásticos) y la distribución y venta final de todos estos productos en estaciones de servicio y otros comercios.